Ritual chamánico con cantos para aliviar insomnio, pasos y sensaciones guiadas.
En el silencio, el chamán siente la red ancestral que guía el canto y la intención hacia el descanso.
Se disponen hierbas, velas y cuencos; cada objeto purifica y convoca la atmósfera de cura nocturna.
Respiraciones lentas, raíz imaginaria y columna anclada; el cuerpo se abre a la calma y la receptividad.
Se llaman ancestros y guías nocturnos con tonos largos que crean puentes hacia un sueño reparador.
Melodías cíclicas envuelven la mente, desplazando pensamientos hasta que el silencio se vuelve suave.
El tambor marca el latir interno, sincroniza la respiración y abre portales a imágenes oníricas serenas.
Guiados por voces, se imagina un sendero de luz que conduce a un lugar seguro donde el sueño florece.
Se ofrece gratitud a la noche, una bendición final que sella la intención de descanso profundo y reparador.
Al amanecer, pequeñas prácticas integran el mensaje del sueño y sostienen la calma durante el día.